8 Efectivamente, san Agustín no se puede entender sin santa Mónica, su madre.
Ella tiene una importancia fundamental en la fe cristiana de Agustín, a lo largo de toda su vida. De tal forma que santa Mónica constituye el camino más directo por el que Agustín llega a conocer a Cristo y a vivir el Evangelio.
De hecho, Santa Mónica hizo signar a su hijo Agustín, recién nacido, con la señal de la cruz y mandó aplicarle la sal, conforme se acostumbraba en su tiempo. Ambos constituían el primer rito del sacramento del bautismo.
Después, durante toda su vida siguió muy de cerca los avatares de su inquieto y ardiente hijo. Agustín reconoció agradecido la bondad y generosidad de su madre que le había dado a luz, no sólo en cuanto al cuerpo sino también en el espíritu, en cuanto a la vida eterna.
San Agustín escribe: «No tengo palabras para expresar el amor tiernísimo que me tenía y cuánto mayor y más angustioso era el cuidado que tenía de procurar para mi alma el ser y la vida de la gracia que el que tuvo para darme a la luz del mundo».
Más aún: seguro de la influencia espiritual de su madre, le reconoce su conversión, y le encomienda todos sus planes y aspiraciones santas una vez bautizado:
«A ti sobre todo, Madre, te encomendamos este negocio -el de la consagración religiosa- , pues creo y afirmo sin vacilación que por tus ruegos me ha dado Dios el deseo de consagrarme a la investigación de la verdad sin preferir nada a este ideal, sin desear ni buscar otra cosa, y mantengo la confianza de que esta gracia tan grande, cuyo deseo arde en nosotros por tus méritos, la hemos de conseguir igualmente por tus ruegos».
Santa Mónica fue su primera maestra y por sobre todo la madre buena, a quien el hijo agradecido presenta ante todas las madres para todos los hijos como la madre de la bondad y del heroísmo.
9 Por tanto, no es en absoluto exagerado afirmar que sin la «madre» santa Mónica no tendríamos al Agustín «hijo», también santo. Ambas figuras se complementan. Forman como un todo realmente indivisible.
Por eso no es nada extraño ni casual que la familia agustiniana haya venerado siempre a santa Mónica de una forma especial. La espiritualidad agustiniana no se acaba, pues, con san Agustín sino que abarca también a santa Mónica. De ahí que siempre se haya propuesto a Santa Mónica como modelo para las esposas y las madres cristianas.
La figura de Santa Mónica ha estado presente en la predicación y en el apostolado de la Familia agustiniana de todos los tiempos. Incluso en la misma Orden encontramos como una réplica actualizada de santa Mónica: la admirable y polifacética santa Rita de Casia, modelo de esposas y de madres cristianas, y además de religiosas.
10 Por tanto, la espiritualidad de la Comunidad «Madres Cristianas Santa Mónica» pertenece al fructífero tronco de la espiritualidad agustiniana o carisma agustiniano.
En nuestra Orden de Agustinos Recoletos han proliferado con mucha frecuencia asociaciones y hermandades de «Madres Cristianas» al amparo de la figura de Santa Mónica y de Santa Rita.
Los religiosos de la Orden han organizado en muchos de nuestros ministerios esas agrupaciones y las han asesorado o guiado espiritualmente con enseñanzas, prácticas devocionales y de compromiso cristiano. Para tal fin, se han publicado hojas volantes, boletines, revistas y libros de espiritualidad agustino-recoleta.
11 El P. Lorenzo Infante ha sido uno de esos religiosos egregios amantes del carisma y apostólicamente dinámicos.
El P. Lorenzo, movido por su propia experiencia, quiso recoger y potenciar esa espiritualidad tradicional en la familia agustiniana y en particular dentro de nuestra Orden.
Así, el número 4 del decreto de erección canónica declara abiertamente que «la aprobación de los estatutos y la organización de la Asociación darán una mayor eficacia a la actuación formativa y apostólica de la Asociación… que redundará en bien espiritual de las asociadas y contribuirá a crear familias auténticamente cristianas» (Decreto de erección, 4).
En el artículo 2º de los estatutos se establece: «Esta Asociación… adopta el nombre de Comunidad de Madres Cristianas Santa Mónica. Escoge a esta Santa por Patrona. Y la propone a sus asociadas como modelo válido para las madres cristianas de todos los tiempos»
12 ¿Quién fue el P. Lorenzo Infante de la Torre, fundador de las Madres Cristianas Santa Mónica?
Con breves pinceladas dibujaremos su personalidad humana y religiosa. Nació el año 1905 en un pueblo de Burgos, España. Profesó como religioso agustino recoleto el año 192l en Monteagudo, Navarra. Ordenado sacerdote, cursó estudios superiores.
Fue profesor en varios colegios de la Orden. Años más tarde salió de la Orden para atender a su madre necesitada. Vivió 32 años como sacerdote secular. Al morir su madre pidió volver a la Orden, y se le concedió.
A partir del año 1976 se dedicó al apostolado en la Parroquia de Santa Rita de Madrid hasta 1985. Durante este tiempo fue gestándose lo que hoy se conoce como la Asociación de Madres Cristianas: se organizaron los primeros coros entre las hermanas terciarias en 1982, se solicitó cuatro años más tarde al arzobispo de Madrid el reconocimiento canónico, y finalmente en 1987 salió el decreto de erección.
El P. Lorenzo murió a los 91 años en Valladolid, el 23 de marzo de 1997. Se distinguió por su amor a la Orden, incluso durante el tiempo que vivió fuera de la misma, por circunstancias especiales y para atender a su madre.
Fue muy devoto de la Santísima Virgen María a quien oraba diariamente las tres partes del rosario. Religioso observante y celoso de la salvación de las almas. Dios le inspiró la fundación de las Madres Cristianas Santa Mónica y le concedió contemplar agradecido la rápida difusión de la Asociación.
13 Aunque la Asociación fue aprobada el año 1987, sus orígenes se remontan al año 1982. Nació como inquietud en el seno de una comunidad de la Acción Católica dirigida por el P. Lorenzo en la Parroquia de Santa Rita de los PP. Agustinos Recoletos de Madrid. Enseguida fue compartida la iniciativa en un grupo de madres que formaban entonces la Orden Tercera de los Agustinos Recoletos.
Los primeros «Coros de Oración», integrados por siete personas cada uno, se formaron a principios del año 1983. Los Coros fueron creciendo con rapidez, y en el año 1986 el P. Lorenzo Infante y las Madres Asociadas sintieron la conveniencia y urgencia apostólica de organizarlos en forma de una Asociación de Laicos conforme al Derecho Canónico.
NOTA: Esta y las demás entradas seriadas reproducen el contenido de un folleto que escribí en la década de los noventa en Perú. Entonces pretendía recoger y a la vez divulgar, en forma de catecismo, los orígenes y la espiritualidad de las Madres Cristianas Santa Mónica fundadas por el P. Lorenzo Infante, oar.
Si ahora publico por entregas aquel escrito es con la intención de consolidar la formación en la fe y en el carisma oar de las Madres Cristianas Santa Mónica, ofreciéndoles la posibilidad de compartir experiencias, actualizar algunos temas y recoger cualquier inquietud que consideren de interés. Espero, por tanto, sus observaciones. Dios me las bendiga.